Un 16 de diciembre, cerca de las 5 de la tarde, varios globos rosa volaron sobre nuestras cabezas anunciando a toda nuestra familia que eras una niña…
Pero aunque hasta
entonces recibía el resultado de un examen de sangre, no fue ese día que lo
supe.
Tenías unas 7 semanas
en mi vientre, cuando una mañana decidí hablarte mientras me duchaba.
“Hola bebé, soy mamá.
No sé si ya me escuchas pero quiero que sepas que te amé aún antes de
concebirte”, dije entre algunas lágrimas que se confundían con el agua que caía
en mi rostro.
Fue cuando Dios me
susurró al oído: “Ella es tu niña”…
Mientras trataba de
sostenerme llorando emocionada, supe que por primera vez sentía esa conexión
especial con mi hija.
Salí a los pocos
segundos, busqué a tu papá y le dije: “Es Amanda, es una niña”, él me observó
un poco incrédulo y me abrazo. “Aún no hay forma de saberlo mi amor, hay que
esperar”, me dijo, pero ni aún sus palabras me hicieron cambiar de parecer. Yo
sabía que eras vos la que estaba dentro de mí, te había sentido de una forma
que poco puedo explicar.
Desde entonces te
llamé por tu nombre: Amanda, digna de ser amada o más que amada es lo que
significa. No podía encontrar algún otro nombre que expresara lo que de verdad
sentía, ese amor que sobrepasa los límites.
Por eso te cuidaré
como se cuida al mayor tesoro, haré lo que corresponde para que siempre tengas
una familia en donde sentirte segura y apoyada, intentaré proteger tu corazón
pero también te motivaré a ser valiente y asumir retos lejos de la zona de
confort, porque aunque a veces duela, solo te hará más fuerte.
Pronto, también sabrás
que te escogí al mejor padre que puedas tener. Un hombre capaz de darlo todo
por sus hijas, que conoce el valor de una mujer y la respeta, que te amará y
celará en la misma proporción (tus hermanas sabrán explicártelo mejor).
Y ahora que menciono a
tus hermanas, están emocionadas esperando tu llegada. En Valentina encontrarás
una joven inteligente y divertida, que estoy segura será tu confidente. Mary
por su parte, inventará mil formas de entretenerte, te enseñará sus pasos de
gimnasia y no se rendirá hasta que los hagas con perfección. Ambas te llenarán
de amor cada día, luego les podrás pedir su ropa y zapatos, como ellas ahora
hacen conmigo, y entenderás lo afortunada que sos por tenerlas en tu vida.
He pedido a nuestro
Dios que te conceda GRACIA y FAVOR en cada uno de tus días. Que te dé la fuerza
para afrontar un mundo injusto y cruel, donde todavía las mujeres debemos
luchar por derechos básicos como salir a la calle sin temor.
Pero vos mi guerrera,
cumplirás el propósito por el cual fuiste formada y pido al cielo que nunca se
aparte de tu corazón el amor por tu CREADOR.
Te espera con amor,
mamá.