Una amiga aplicó a una beca y fue la mejor. La seleccionaron.
Su sonrisa se apagó por un momento cuando alguien cercano aseguró que la
obtuvo por lástima. ¿Qué tal?
Una colega trabaja hasta 14 horas al día porque realmente ama lo que
hace, obtiene exclusivas y sobresale. Su público se lo reconoce constantemente.
Sus compañeras aseguran que su éxito es porque, de seguro, es la amante
del jefe.
Si es bonita, es tonta. No es posible ambas al mismo tiempo. Doble
puntaje si es rubia.
Ascendió de puesto. Claro, es de la argolla.
Si habla mucho, quiere llamar la atención. Si es seria, es una pesada.
Si no es ni lo uno ni lo otro, entonces no tiene personalidad.
¿Lo has escuchado alguna vez?
Estoy segura que sí.
Comentarios vacíos pero hirientes que paralizan a quien los recibe pero
amargan aún más a quién los pronuncia o escribe.
Toma algunos años obtener la habilidad para que la crítica te deje de
importar pero solo es necesario tomar una decisión para dejar de afectar,
negativamente, a otros con nuestras acusaciones.
Crecemos con un montón de limitaciones impuestas por nosotras mismas,
solo por lo que dijo alguien más, pero si, al final somos nosotras las que nos
limitamos y por ende, las responsables de no lograr lo que soñamos. Nos bajamos
el piso solitas. Renunciamos a las metas solo para no ser criticadas.
Y ¿si lo intentas?
Iban a ser las 12 de la noche. Estaba cansada, después de casi dos meses
de mantenerme despierta hasta tarde, tratando de avanzar en uno de mis
proyectos pendientes.
Tenía algunos días, bueno, años quizás, con una espinita en el interior
que cuando venía a mi mente, me inquietaba. No era una prioridad, por supuesto,
tampoco pasaba nada sino lo hacía, pero esa noche, el sentimiento tomó fuerza.
Así que rebusqué entre documentos viejos en mi computadora, hasta
encontrar un texto del cual no estaba satisfecha del todo. Creo que
prácticamente lo reescribí, ya que quería decir muchas cosas más. Alguna vez se
lo mostré a un par de colegas, con la mayor pena de la vida por el qué iban a
pensar. Para mi sorpresa ambos dijeron: ¡Tienes que compartirlo!
Por supuesto que no les hice caso ¿Qué iba a pensar la gente?
¿Te has hecho esa pregunta? ¿Te ha preocupado lo qué piensan los demás?
Con cuatro meses lejos de la televisión, sentí que no pasaría nada si lo
hacía. Al final, ¿quién lo iba a leer? Algunos amigos, así, por pura
curiosidad. Ya no estaba expuesta y lo hice. Lo intenté.
¿Qué pasó después?
Paso lo que esperaba.
Llegaron las críticas de personas cuyos nombres no recuerdo porque no
conozco y por supuesto, ellos tampoco me conocen.
Pero también, esa noche mi celular no paró de sonar.
Llegaban cientos de mensajes de personas que me decían: ¡Gracias! ¡Me
identifiqué! ¡Me dibujaste una sonrisa! ¡Me llenaste de valor! Y hasta ¡Me
diste la fuerza para tomar decisiones y dejar esta relación en la que soy
maltratada! Y mi favorita: ¡Por favor, nunca dejes de escribir! Simplemente, no
lo podía creer.
Tuve momentos de duda, es cierto, sobre si la decisión de compartir mi
texto fue la correcta.
Inmediatamente, llegaban nuevas palabras de personas que
aseguraban que ese día lloraron de felicidad al dejar de sentirse solos, otros
sonrieron porque algo lleno su corazón ¿Pueden imaginarlo? Yo no.
Las 95 mil visitas al blog llegaron solo en ocho días.
¡95 MIL!
Unas 12 mil personas al día, tomaron de su tiempo para prestar
atención a mis palabras. Todo porque lo intenté…
Ese texto que había postergado por tanto tiempo. El mismo que no me
atrevía a compartir…
¿Entienden lo que les quiero decir?
No es mi intención presumir de nada. La difusión del blog se dio gracias
a quienes lo compartieron, a quienes lo recomendaron, a quienes también lo
intentaron, levantaron su voz y aceptaron públicamente en redes sociales: ¡Yo
tampoco le tengo miedo a la soltería! ¡Yo la disfruto!
¿Cuántos proyectos has postergado?
¿Sabes que quizás también estas retrasando el influir positivamente en
alguien más? ¿No? Es probable que no lo sepas, yo no lo sabía, ni lo planee, ni
lo espere, solo lo intenté.
No les puedo explicar lo que siente mi corazón. Ni una pizca de orgullo
pero toneladas de agradecimiento.
Este no será un blog sobre mi vida personal, como algunos lo han
descrito, este blog tiene como objetivo ser un espacio positivo, que motive,
que mueva emociones, que te impulse a hacer algo…
¿Vos no estás cansado de abrir tu Facebook y encontrar tanto dolor
reflejado en quejas, criticas, ataques infundados y violencia? Si, violencia.
Esa es la forma correcta de describir el cómo se expresan tantas personas.
Yo si me cansé. Aunque no los señalo ni los culpo. Detrás de cada
insulto en redes sociales hay una historia, un corazón lastimado, una persona
vacía. Alguien que solo es capaz de hacerlo por ese medio porque teme dar la
cara.
Nunca te limites a hacer algo por miedo a las críticas. Porque ¿Sabes
qué? No te librarás de ellas. Llegarán, lo intentes o no hagas nada. No podrás
evitarlas.
Y ¿si intentas hacer la diferencia? ¿Correr una milla extra? ¿Ir más
allá y ser la protagonista de tu propia historia?
No tengas miedo. Créeme que sobrevivirás.
No importa si te critican. Te aseguro que nada se compara con atreverse
a hacer lo que llena tu alma.
¿Qué proyectos tienes pendientes?
Ese primer paso podría estar lleno de éxito, sin saberlo.
Yo no sabía que mis palabras llegarían hasta vos y mucho menos que
fueran de tu agrado.
Lo que escribí lo hice con la intención de que afectará positivamente a
mi pequeño grupo de amigos. Pero fue mucho más allá y se me devolvió con
creces. He llorado de emoción con sus mensajes, por su confianza, por su actitud
y si tan solo una persona se sintió mejor el día que leyó lo que escribí,
entonces cumplí mi misión.
No merecemos llegar a ningún destino si permanecemos criticándonos entre
nosotras.
Quien acostumbra a ser cruel con los demás, solo atrasa su propio
éxito. La persona seguirá trabajando para conseguir sus metas mientras
que la otra invertirá su tiempo en hacerla caer, con altas probabilidades de
nunca lograrlo.
Que la crítica no te detenga, ve e inténtalo…