Tener el control.
Acepto que es algo que busco todo
el tiempo. Me hace sentir segura y confiada. Es esa necesidad de saberlo y
resolverlo todo. Ese sentimiento se multiplicó desde que me casé y anhelaba
incansablemente el bienestar de mi nueva familia.
Aunque para algunas cosas soy la
persona más despistada, lo cierto es que cuando algo capta mi atención o me
interesa, no puedo dejar de pensar en ello, planifico y me preparo para cada
uno de los posibles escenarios, imagino una y otra vez esas conversaciones que
la mayoría del tiempo ni ocurren .
Me gusta sentirme preparada,
lista y tres pasos delante de cualquier circunstancia.
No sé si es una característica
generalizada de nosotras las mujeres pero si sé que no soy la única o ¿No es
usted de las que por las noches no se duerme hasta resolver, literalmente, el mundo de su esposo y de sus hijos?
Nunca espero que alguien me
ofrezca una solución, yo me la busco solita. Si no sé del tema, entonces leo,
investigo y consulto a especialistas
hasta sentirme una de ellos.
Pero no importa cuanto sepamos sobre algo, si la vida dice “ESPERA” no hay más opción que ESPERAR.
¡Que desesperante es esperar!
Lo es hasta que descubres que Dios esta ahí, en la espera.
Dios ya conoce lo que sucederá más adelante pero no es en la
victoria o en medio de las buenas noticias donde aguarda por nosotros.
Muchas veces, ansiamos llegar ahí, al destino o al final del
problema y circunstancia para permitirnos sentirlo junto a nosotros pero estamos
muy equivocadas.
Él esta en la espera, esta ahí en medio de la prueba, de ese
proceso que nos es doloroso y parece interminable, en medio de la desesperanza.
Corre hacia sus brazos y deja que sea Él quien actué.
Últimamente en medio de todos mis pensamientos y
“estrategias” para la vida, me percato de su silencio. Así que me detengo,
respiro profundamente y elijo escuchar esa dulce voz que llega a mi corazón con
un: “Alto, entrégamelo a mí y CONFÍA. Yo sé que es lo mejor y nunca te
fallaré”.
Es en ese instante en que recuerdo sus palabras:
“Porque
mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos,
dijo Jehová.
Como son más altos los cielos que la
tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos
más que vuestros pensamientos”. Isaías
55:8-9
Su intención es ayudarnos durante toda la etapa difícil, sin
embargo, a veces preferimos sentirnos solos en medio de la batalla sin percatarnos
que no lo estamos.
“Ten fe corazón, ten
firmeza y valor
Él esta en la espera.
Confía en él y el
triunfo podrás ver
Él nunca falla”